Cada vez son más los estudios que cuestionan la seguridad de dejar a los bebés dormir en el coche. La conclusión es clara las sillas de coche son para viajar, las cunas y capazos infantiles para dormir.
Por supuesto no todas las sillas son iguales, es importante que permita una buena reclinación y que el cabezal no sobresalga el plano de la espalda, pero sobretodo que duerman bajo nuestra supervisión.
Las muertes relacionadas con la fase de sueño son la principal causa de mortalidad entre 1 y 12 meses.
Investigadores de la Agencia Americana de Pediaría han estudiado los registros de 47 muertes relacionadas con dispositivos de transporte, todos excepto uno son atribuibles a asfixia. En dos tercios de los casos los pequeños se encontraban en sillas de auto, en la mitad de ellos la asfixia sobrevino a causa de las correas del dispositivo. En cuanto al resto, se encontraban en carros, hamacas o balancines. El periodo de tiempo hasta que los padres se percataron de estos terribles sucesos varía desde los 4 minutos hasta las 11 horas.
Cuando los bebés duermen en estos dispositivos, en ocasiones al cabeza tiende a caer, reduciendo la superficie de las vías respiratorias, obligando a un mayor esfuerzo por parte del pequeño para respirar. En algunas ocasiones la cantidad de aire que llega no es suficiente y sobreviene la asfixia. En la segunda imagen vemos dos imágenes de como la posición de la cabeza afecta a la sección de las vías respiratorias.
Cabe destacar que con una buena colocación de la silla y los arneses el riesgo de estrangulación es inexistente. No obstante, a diferencia de lo que se cree popularmente, los sistemas de retención no están diseñados para que el bebé duerma sin la supervisión de un adulto.
¿Qué precauciones hemos de tener?
- En la medida de lo posible evitar que los bebés se duerman durante el trayecto
- Utilizar para los más pequeños sillas que permitan un gran reclinado y que por su diseño, favorezcan la apertura de las vías respiratorias.
- En caso de que duerman, no permitir que cuelgue la cabeza, como en la imagen que vemos a bajo. Posicionar adecuadamente la cabeza, permitiendo que las vías respiratorias estén despejadas y vigilar periódicamente al pequeño, para despertarlo al menor síntoma de asfixia. La cabeza ha de estar en el mismo plano que la espalda
- No abandonar la supervisión
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