La famosa pirámide de Maslow sitúa la seguridad en el segundo escalón de las necesidades básicas. Como seres humanos buscamos sentirnos seguros, pero a menudo es una sensación falsa pues estamos expuestos a situaciones potencialmente peligrosas de las que no tenemos conciencia por no haberlas sufrido nunca antes.
El asiento elevador sin respaldo ni cabezal es uno de estos elementos que puede hacernos sentir seguros pero que en realidad no está ofreciendo ninguna protección al pequeño, la única función que realiza es evitar una multa.
Entre los 4-6 años, una vez hemos agotado nuestra silla acontramarcha, llega el momento de sentar a nuestro hijo a favor de la marcha y sujetarlo con el cinturón de seguridad del coche. No obstante sus necesidades de protección siguen siendo especiales y distintas de las de los adultos.
La función fundamental del grupo 2-3 es el guiado del cinturón a través de las partes más resistentes del cuerpo y la protección lateral en caso de colisiones en este sentido.
En la parte de arriba de la silla debe haber elementos de guiado con el fin de garantizar la situación del cinturón sobre el esternón del niño y mantener una distancia adecuada al cuello.
Por otro lado, la cadera no está osificada, el riesgo de que el cinturón suba hacia el abdomen, produciendo lesiones graves, es muy elevado.
Para evitar este hecho es fundamental que la silla incorpore "apoyabrazos" que en realidad son el sistema que evita que el cinturón se desplace hacia arriba.
La protección en caso de impactos laterales también es de suma importancia, de este modo evitaremos que el pequeño impacte contra la carrocería.
Por todo, ello antes de decidirnos por una silla 2-3 es importante asegurarnos de que dispone de todos los elementos de seguridad mencionados y que podéis ver en la imagen de abajo
De este modo se consigue un correcto guiado del cinturón sobre el esternón y la cadera del niño, aportándole la máxima protección en caso de accidente.